El intruso caracol de la noche
arrastra su huella sobre los mosaicos de mi cuarto
Un desconcierto de inoportunas maracas
desgrana su cada semilla a esta hora del insomnio
Atento estoy a las señales
del día que se renovará en las ventanas
cuando el vigilante disponga de su última ronda
y parta con las últimas sombras
golpeando los talones para romper el alba
O cuando los hombres del deshierbe
pasen rumbo a los umbrales del campo
en donde el verde es batalla
y el surco de la semana es al mismo tiempo tortura y
naufragio